Nina y la Luna (Categoría Infantil)

Nina vivía en una pequeña ciudad con sus padres. A sus once años, era muy feliz, y, aunque tenía muchos deberes, no le importaba, ya que solía verlo todo con positividad. Pensaba: "Muy bien, ahora haré siete ejercicios de lengua, cuatro problemas de mates y contestaré unas preguntas de sociales; después iré a beber un poco de agua y continuaré con inglés y francés". Y así lo hacía siempre.

Lo que más le gustaba en el mundo era contemplar la Luna. Cada noche salía a verla, la estudiaba y la fotografiaba. ¡Le encantaba! Una noche, cuando se arropó en su cama con su sábana de estrellas y los ojos se le empezaban a cerrar, apareció un conejo del tamaño de una persona y le dijo: ¿Quieres conocer la Luna? La pequeña estaba tan cansada que no se enteró de quien era aquella criatura y respondió un tímido "Sí".

Entonces, el conejo la cogió en brazos y se la llevó al cielo, por encima de las nubes. "Esta es mi casa, la Luna", asintió el conejo. Aquello era precioso, habitado por otros conejos gigantes.

¿Te gusta?, le preguntó.
¡Me encanta!, contestó ella.

De repente, se quedó dormida sobre una roca lunar, y, al despertarse, volvía a estar en su cama. Nina creía que tal vez lo había soñado todo, ya que los humanos no pueden respirar en la Luna sin traje de cosmonauta. Pero, aún así, cada noche salía a observar su querida Luna y a su nuevo amigo, el conejo.