La
abuela tuvo la mala pata de caerse y fracturarse el peroné. Está encantada con
el portátil que le hemos regalado para que se entretenga. Dice que aprende
deprisa. Se ha abierto cuenta en Facebook, en Twitter y en varios sitios más.
El otro día encontró a un novio que tuvo de joven en Londres y ahora hablan por
Skype. No ha cambiado nada, me dice, tiene la misma cara de pillastre que tenía.
En cuanto esté bien va a ir a visitarlo. También está aprovechando para
escribir sus memorias, por si acaso.