Crimen en la noche (Categoría Juvenil)

   El disparo resonó en la casa. El cuerpo se desplomó provocando un golpe seco al tocar el suelo. El asesino, el suave criminal, se arrodillo ante ella. En sus ojos se podía apreciar el orgullo, la satisfacción del horroroso crimen. Le acarició la mejilla, aún caliente. Se paró a mirar sus ojos azules, sin vida, y aquel terror que expresaban. En los labios del hombre se podía ver una suave sonrisa torcida. De la mochila que llevaba a su espalda sacó un peine. Le empezó a peinar el pelo dejándolo extendido hacía atrás sobre la alfombra roja. Con su mano cerró los ojos de la mujer. El asesino cogió las manos pálidas de ella, observo cada uno de sus dedos, los acarició, y finalmente le junto las manos sobre su pecho desnudo. Acaricio su mejilla por última vez y volvió a sonreír. Se levantó, caminó hasta la ventana abierta de la habitación y se giró. Observo a la mujer tirada en el suelo. Recordó sus anteriores asesinatos, las similitudes de todas esas mujeres y la excitación que había sentido. Su orgullo creció al pensar lo que sus propias manos podían hacer. No sintió ningún tipo de remordimiento, ni culpabilidad. No pensó en la vida de la víctima. No pensó en el dolor de la familia de aquella chica, no pensó en nada. Finalmente suspiró, se subió al alféizar de la ventana, y salto a la calle. Y desapareció en la oscura noche fría de verano, pensando en su próximo asesinato.