Excusas

   Horas muertas en vida es matar el tiempo por no hacer nada.
  No es por ti, es culpa de la mía obsesión de no desechar ningún instante la que me vuelca a querer tener esa sensación de felicidad permanente. Revivir esas primeras sensaciones, continuamente, con diferentes personas porque las primeras veces son de un solo uso, y repetirlas anula su valor. Como insistir en gastar la misma bala dos veces. Insistiendo destruyes el recuerdo y sacrificas su otra vida. 
  Ni siquiera antes de llegar a conocernos, mucho antes de caer en la monotonía, huyo como afición para quedarme con lo especial y guardarme eso tan único que solo se puede concebir con la experiencia. Que solo se puede entender en la cabeza y piel de uno mismo. Esos momentos tan delicados que las palabras ruidosas y torpes destrozan.
   ¿Miedo? Más bien pereza al desnudo emocional. 
  Sólo intento sacarme libre de la pesada culpa que me imputas. Me eximo total y completamente del servicio personal al que crees que debo atender. 
   Soy coleccionista de una colección finita, y sólo porque el tiempo me acecha. Tengo prisa. Y no podrás llegar a entender mi ánimo. ¿Sabes porque? Porque tú buscabas un cómplice emocional constante y yo otro recuerdo esporádico que coleccionar.