Oigo mi despertador sonar con un ruido inaguantable. Justo en este momento, va a
llegar mi trance complicado. Abro los ojos lentamente y alcanzo el interruptor para ver
esta insoportable luz que me está dejando ofuscado. Intento salir de la cama teniendo en
cuenta que no debo de pisar con el pie izquierdo antes del derecho. Sabiendo que he
realizado bien el acto, me dirijo hacia el baño. Me miro al espejo, y me observo durante
un tiempo hasta encontrarme en un momento de autorreflexión. Es mi oportunidad de
darme fuerzas para afrontar este día, porque hoy, lo voy a disfrutar y voy a dar lo mejor
de mí. Nadie me va a tirar o humillar pese a que lo intenten. Hoy es mi día, y siento
lástima por aquel canalla que lo desperdicie conmigo. Mantengo la cabeza de forma
erguida y sonrío. Antes de realizar mi rutina matutina, pongo el despertador para que
mañana a la misma hora que hoy, pueda afrontarlo.
Así es, ésta es mi vida, y así será. De esta forma, no voy a dejarme caer fácilmente.